Llegaba la Navidad y el tiempo
corría despacio. Yo estaba ansiosa
porque llegara la Nochebuena y el día
de Navidad.
Era jueves y tenía mucho trabajo
que hacer,porque entre mi primo
Rubén,mi hermano Jesús y yo teníamos
la misión de hacer que esa Nochebuena
fuera la mejor de todas.
Yo tenía una sorpresa para toda mi
familia.
Era viernes cuando terminé de trabajar
la sorpresa aunque todavía
me quedaba hacer más y colorearlas.
La sorpresa era hacer felicitaciones de Navidad.
Tenía que darlas a
las doce cuando ya era Navidad.
Llegó la hora de acostarse.
A la mañana siguiente terminé las felicitaciones
y llegó la hora de salir para la
casa de mi abuela y celebrar la Nochebuena.
Iba por la calle,cuando mi hermano
me empujó sin querer y se
me cayó la mochila al suelo,fue
entonces cuando de levantó una fuerte
ráfaga de viento que hizo que
las felicitaciones que había hecho
con todo mi cariño,volaran por los
aires hasta perderlas de vista.
Fue entonces cuando mi primo dijo:
- Tenemos que ir a buscarlas.
- Sí,pero no sabemos adonde va cada una-dije yo.
-Espera un momento,Aurora-me interrumpió mi hermano.
-¿Qué pasa ?-pregunté yo.
-Le puse a las felicitaciones una clase de aparato que se le ponen a
las personas,animales...para saber donde están.Quise hacerte una broma.
-Buena idea,Jesús.¡Qué listo eres!-dijo mi primo Rubén.
-Pues,¡a qué esperas!,saca el radar-dije yo.
Mi hermano sacó el radar y nos pusimos a buscar.
Dos invitaciones,las encontramos porque
no habían caído lejos de allí.
El radar indicaba la calle Granados y
enseguida vimos que el radar indicaba la cada de un amigo mío llamado
Cristian.
Llamamos a su puerta y nos
abrió él.
Le pedimos que mirara en su patio haber si encontraba
unas felicitaciones.
Cuando volvió nos dio 3 felicitaciones.
¡Las teníamos todas!¡Las 5!.
Volvimos a la casa de mi abuela y le dimos una felicitación a
cada miembro de la familia y
ese día celebramos la Navidad como nunca.
FIN
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